Recapitulando
el año. ¿Por qué? Porque siempre hay que observar el camino que hemos
recorrido; nos dirá hacía dónde vamos.
Podremos
ver las piedras con las que tropezamos, también en los lugares donde nos
quedamos alguna vez y tal vez uno que otro camino que abandonamos.
No
pretendo hacer algo largo, sólo un ligero recuento de daños; que sirven de
experiencia.
Jamás
lo imaginé, pero mi padre optó por enseñarme a conducir. Nada mal. Con un mes
tuve suficiente y después ya estaba por toda la zona metropolitana tratando de
conducir como en “Drive”.
Conducir
me abrió puertas. No es lo mismo cargar cámara, laptop, tripie e intentar meter
una maleta de luces a un camión que poner todo eso en una cajuela; es práctico
y al final te da clase (auch). Nada mejor que llegar en coche a una junta con
clientes para una futura producción. Un ejemplo del beneficio fue el poder
moverme con extrema facilidad durante el festival de cine.
Por
primera vez asistí al (decadente) Festival de Cine en Guadalajara. Muchas caras
por todos lados, las cuales no reconocí. Al final terminé por hacerme un
panorama bastante amplio de la industria del cine; en especial en un festival.
Por ejemplo:
por más dinero y creatividad que inviertas a un cortometraje, termina
por ser parte de tu portafolio, nada más. Sí, te podrá llevar de viaje a muchas
ciudades y ser reconocido, que de eso se trata al final, pero jamás será algo
lucrativo; simplemente es hacerle saber a la industria que existes.
Pasando
a la existencia, lo mejor no es saber que otros saben que existes, sino darte
cuenta de tu propia existencia, de conocer lo que eres en verdad.
Un
paso importante fue el poder conocer que es amar con toda la expresión. Desde
el sentimiento inesperado, pasando por feliz subida, el momento cumbre, la duda
y después la estrepitosa caída. Esa montaña que no volverás a subir, ya que
existen otras, muy diferentes, y que esperas poder mantenerte sobre ellas.
Para
una persona como yo, es un descubrimiento horriblemente hermoso.
Siempre
he tratado de ser fiel a los hechos; tratando de especular poco. Pero al llegar
algo tan azaroso, es imposible saber que hacer. Irónico, todos conocemos que es
el amor, pero nadie conoce el suyo.
Al enfrentarme a eso por primera vez, quedé devastado y maravillado. Si lo veo desde éste ángulo ahorita, es lo mejor que te puede pasar. Tanto así que ya son dos párrafos.
Al enfrentarme a eso por primera vez, quedé devastado y maravillado. Si lo veo desde éste ángulo ahorita, es lo mejor que te puede pasar. Tanto así que ya son dos párrafos.
Algunas
personas tomaron caminos diferentes. Unos siguieron por el camino de sus ideas,
implicando una inevitable separación. ¿Qué si discutimos? Vaya que sí. Al
fin y al cabo, las ideas opuestas
siempre generan conflicto. La cosa está en que se pueda llegar a superar y se
encuentre lo que es verdadero: la amistad. Tarda, pero ahí va.
Otras
personas se fueron, y en especial una.
Jamás
había perdido a un amigo. No éramos muy cercanos, pero nos entendíamos muy bien
en cuanto a nuestros gustos. Era de esas personas en las cuales encuentras que
también tienen la misma fascinación por las pendejadas por las cuales te
sentías único.
Ser
totalmente original es una aberración. Siempre es mejor encontrar a alguien que
pueda tener un poco de ti en él. (¿Amor? No lo creo)
Bajando
un poco más por el 2013 (aclaración: no voy en orden cronológico), encuentro
ese hueco universitario el cual me mantuvo fuera de estudios durante cuatro
meses. Bueno, ni tanto.
Cuatro
meses en donde aprendí a desarrollar una disciplina a partir de mi pasión por
el cine. El mundo cinematográfico me mueve, pero hace falta más que eso, hay
que llenar la cabeza de imágenes y sonidos. El corazón debe latir veinticuatro
veces por segundo.
Y es
que durante mi periodo sin clases, películas y libros (no muchos, pero si
esenciales) entraron a mi razonamiento. Fui, de cierta manera, mi propia
escuela; no puedo permanecer sin hacer nada durante periodos largos. Me encanta
estar sin nada que hacer, pero tiene su límite.
El
tomar un cuatrimestre libre me sirvió para conocer nuevas amistades y reconocer
a otras. También pude entender que necesito mi propio tiempo.
Gran
parte de los años pasados sentía que debía complacer a las personas cuando era
requerida para algo. Llegando al punto que era yo el que me sentía mal por no
poder estar con unos u otros.
Ahora
simplemente estoy tomando tiempos con las personas que me rodean. No estoy
enojado con nadie; son mis verdaderas amistades. El hecho es que durante dos
años viví saturado de ciertas cosas y es tiempo de relajarme.
Estos
me ha dejado como resultado un adjetivo: “deja abajo.” ¿Es necesario salir
todas las ocasiones? ¿El no pasar el tiempo con unos implica falta de lealtad o
enojo? ¿No podemos tener nuestros tiempos de soledad?
Aquel
adjetivo, obviamente me molesta un poco, pero me trae más dudas. Sin embargo,
no me enojo con las personas que aparentan estar molestas por no haberme visto
en un tiempo, son mis amigos/hermanos y los comprendo; ya he pasado por
eso, pero ahora necesito pasar por otras
cosas.
Podría
hablar de los negocios de éste año, pero a los negocios hay que dejarlos fuera
de todo lo personal, como éste recuento de daños. En una palabra: bien.
Volver
a la universidad, quitarte ese oxido y tratar nuevas personas es más difícil de
lo que uno espera, y más cuando le sumas cantidades importante de drama. Sí, me
tocó estar en medio de muchísimo drama. Palabras corrían y enfrentamientos
llegaban, gente se ofendía y amistades perecían. Una sola decisión tomé: no
tomar partidos. Pero francamente, estuve
tratando de hacer mover la balanza en vez de quedarme en medio. Las dos cosas
son buenas siempre y cuando sepas el momento adecuado para detenerte. Al final
terminé por caer.
Es
aquí donde comienza un párrafo nuevo y posiblemente pueda llegar a ser otra
nota: la caída.
Durante
todo un año construí un ego en cuanto a mi manera de ser; no recibí quejas importantes.
Cosas ligeras pasaban. Hasta que por fin llegó el momento de caer. Todo en lo
que creí que estaba bien fue derrumbando y hecho añicos por otras personas en
las cuales intenté creer. ¿Traición? Un poco. Y sin embargo en lo que primero
me concentré fue en ver mis errores.
Cuando
ves tus errores, que los hay siempre, puedes aclarar el panorama y ver los
errores de los otros sin tener que meter el motivo personal, que también los
hay.
Al
final cayeron la máscaras y surgieron las caras. Pero hubo caras que estaban
descubiertas desde el principio y sólo les hacía falta una luz para dejarlas
ver. En la guerra siempre se dejan ver las intenciones.
El
tiempo pasa y la cicatriz avanza. Aún conociendo mis fallas, no falta aquel
momento en que surge el recuerdo y me pregunto ¿En qué fallé? Y luego me hago
otro cuestionamiento de aquella pregunta ¿Será mi enojo personal lo que motiva
aquella pregunta?
Cuando
te niegan lo que creías que estaba bien, un mar de preguntas te ahoga. No
obstante, no significa que tengan la razón. Son humanos y punto.
Y como
todo humano, tengo que descansar y seguir cuestionando, respondiendo y
aprendiendo. Reconocer los errores es aprender, pero también lo es identificar
tus logros. La HONORABLE montaña rusa de la vida: siempre es divertida; con
grandes caídes y suaves subidas.
No
es que no haya más cosas que contar, simplemente ahorita no me nacen para
dejarlas plasmadas aquí. Demasiadas eventos acontecen en un año, y siempre
algunos sobresalen más que otros; no significa que sean más importantes.
Por
el momento es todo y a la vez es nada.