jueves, 29 de enero de 2015

Conversación a la mitad

-Voltea atrás y ríe. Ve hacía abajo y vuela. Ahí están los errores envolviendo las heridas; que cicatrizadas están, marcando el relieve y formando una textura. - 

- ¿En tan poco tiempo se va?-

- No fue más que un instante, ya todo está quemado y ni cenizas quedan ¿no?-

El silencio reina en la habitación.

- Ni como dudarlo. -

- Entonces... - ríe a carcajadas - ¿aprendió algo? - 

- Si - se levanta y deja caer sus cadenas. - no soy mis errores; ellos no me definen - 

- Dilo - 

- No soy mis errores; ellos no me definen. No soy mis errores; ellos no me definen... - 

La sombra, feliz y orgullosa de si misma, vuelve a aquella oscuridad de donde emergió alguna vez; en lo más profundo del corazón.


lunes, 5 de enero de 2015

A-mor R-eal

- ¿Por qué duele de esa manera? -

- Porque fue real. -

- Si esto es el amor... no lo quiero. -

lunes, 10 de marzo de 2014

¿Qué Título?

¿Qué escribo? ¿Qué estoy harto? ¿Qué me siento atrapado en una caja? ¿Qué me asaltaron? ¿Qué me quitaron mi manera de ver el mundo? 
Y sin embargo, ya comencé a escribir.

Escribir para mí es una manera sana de reflexionar (como para muchos) y calmar los mares en mi cabeza. Puedo pasar dos horas viendo un párrafo y un día entero revisando algún ensayo; simplemente siempre hay más que decir. Nunca es suficiente con la escritura, y eso es lo maravilloso.

En su infinidad encuentro ese espacio en donde me quedo inmóvil y veo lo que me rodea. Me digo a mí mismo "aquí estoy". Se inicia una avalancha de ideas y después forman un río de palabras. Eso sí, acomodar esas palabras me es un gran reto. No obstante, cuando mi objetivo es claro y se suma con cierto sentimiento, las palabras se arman solas. Como el día de hoy.

Sin querer aburrir (de más), el día de hoy viví un asalto en donde perdí mi cámara con todo su respectivo equipo. Detalles ¿para qué? Ni que fuera periódico; esto es un blog.

Bien podría estar hablando de los hijos de su reputísima madre, de la sociedad mierda, del chapo, del gobierno lacra, del chofer que atropelló veintidós personas o de Oceanografía. Pero no. Creo que el conjunto del susto y temor lograron abrir una vez más la escotilla en mi mente. Tampoco es que me sienta culpable. Dentro, puedo encontrar varias cosas que ya han sido distorsionadas.

Tener una cámara se ha vuelto una manera de ver el mundo. Se distorsionan las líneas, las perspectivas cambian, el tiempo se rompe, los colores se transforman y la realidad se mezcla con la ficción. ¿Asombroso no?  
El hecho de ver las cosas diferentes también hizo que mi mente pensará de otra manera; había que ver un poco más dentro de los problemas que afrontaba y derribar ciertos muros para llegar a nuevas conclusiones.
Con esta realidad, no renovada, sino distorsionada a mí manera, pude llegar al punto por el cual (creo) escribo esta nota: lo material ha perdido su valor.

No tengo mi colección de cine de arte, ni mucho menos de discografías de discos de Metal. Mi cuarto no está tapizado con posters o decorado por figuras.
Aclaro, tengo amigos (sino es que hermanos) que si tienden a esas cosas, pero los conozco y ellos a mí; saben que no estoy ofendiendo. 

El punto es que he logrado a darle valor a las cosas que de verdad ME importan. No puedo saber cuáles son las que importan en verdad, sólo conozco las que he descubierto; con el tiempo vendrán más, claro.

Es raro que un suceso en donde se podría decir que fui víctima pueda hacer que me pregunte más de mí que de otros; dejando en claro que al principio todos se llevan su mentada de madre. 
Creo de manera firme que el conocer primero tus errores (siempre los hay, siempre) te ayudará a ver los errores de los demás. Dejando de un lado un prejuicio egocéntrico. Es una manera fácil de hacer un despeje mental y meditar las acciones que rodean al suceso.

Con ese razonamiento, es con el cual me siento, abro mi laptop (qué se salvó) inicio una nueva nota, y dejo a mi mente pasar sus pulsos hasta que sean transformados en códigos binarios mostrados en una pantalla. ¿Qué como me siento? Enojado ya no. Obviamente si me duele ya no tener mi equipo con el cual producía y trabajaba. Pero las cosas vienen y van ¿no?


domingo, 12 de enero de 2014

La Escuela de Cine

Qué es el cine sino una combinación de todas las artes. Y sin embargo no se estudia cada arte por separado para luego culminar con un conocimiento cinematográfico y al final tener un producto audiovisual.
El cine, aparte de tener arte de todos lados, es un arte individual. Tienes la composición de un lienzo, las notas de una orquesta y el drama de un teatro. ¿Cómo se puede aprender de este arte que atrapa a los demás?

Hacer cine no significa “ser Director” y es ahí donde la mayoría de los estudiantes se enfrentan.

Como se dijo, el cine es arte, y para el arte caminos sobran. Tenemos de un lado a Belá Tarr  trabajando y abriéndose paso por las instituciones culturales de su país para realizar sus primeros documentales; a Terrence Malick estudiando filosofía en Harvard y Oxford para después dar clases en el Instituto Tecnológico de Massachusetts y culminar con un “Master” en el conservatorio de la AFI (American Film Institute).  Y por otro lado tenemos a Roman Polanski saliendo de la escuela de cine Lodz y a Tarkovski cursando en la histórica escuela de cine VGKI en Rusia.
No obstante, y para no irnos tan lejos y mostrar un caso diferente, tenemos la carrera de Alfonso Cuarón; quien comenzó sus estudios en el CUEC dentro de la UNAM, optó por abandonarla y en estos días es un director que se distingue por sus largometrajes comerciales con un buen contenido audiovisual.

¿Qué tienen en común? Que alguna vez cursaron por alguna institución académica que les brindó conocimientos cinematográficos.
Uno puede tener visión, pero el tomar clases implica tanto desarrollarla como explotarla y comprender un lenguaje para hacer más clara la expresión de ésta.
Nuevamente, el hacer cine no significa ser director; pero si se quiere serlo, hay que conocer todas las áreas indispensables dentro de una producción. Aquí es cuando entran las escuelas de cine en la actualidad.

Aprender y conocer el cine implica adentrarse a las distintas áreas del proceso llevado a cabo, comprenderlas para luego analizarlas y terminar por generan un conocimiento propio. La práctica es la base de todo.

En la vida, para hacer algo bien hecho no basta con aprenderlo y hacerlo una vez, hay que repetirlo cuantas veces sea necesario; si es lo que te apasiona ¿qué importa el número de veces que lo repitas?
Es en las prácticas de donde deben partir las escuelas de cine. Una vez que definan las prácticas, se van a poder dar cuenta lo que se necesita para llevarlas a cabo (materias, equipo, instalaciones y profesores)

Volvamos con Cuarón. Él abandonó el CUEC y comenzó trabajar en la industria hasta ser llamado en Estados Unidos, donde posteriormente crecería hasta convertirse en un ídolo entre los cinéfilos mexicanos e internacionales.
Esto no significa que debamos abandonar nuestros estudios. Al final, él tuvo un proceso educativo que sin lugar a duda le fue útil (y necesario) al momento de enfrentarse con la industria cinematográfica. Y sin embargo, lo que no sabía lo aprendió en la práctica.

Siempre se busca en una escuela pensando en el equipo con el que cuenta y pocas veces se piensa qué se va elaborar con tan prestigioso material.
Los profesores juegan un papel vital (como siempre) a la hora de la práctica. Se necesita gente que viva del medio por el cual se estudia. A la mera hora el cine es un arte industrializado.
Un arte como industria significa que debe cumplir ciertas normas dependiendo el lugar donde se encuentre; que va generar gastos e ingresos y que conlleva una metodología. Esas cosas tampoco pueden quedar fuera del marco teórico al momento de enseñar a hacer cine.

Por otra parte, la industria no debe opacar la esencia del arte en el cine y a la vez éste no debe poner en un pedestal divino e inalcanzable a los grandes creadores de películas memorables.

Debemos entender que estudiamos un arte, y no una ciencia exacta; que lo que aprendamos hoy mañana puede no servir y que los sentimientos van por encima de todo.


Al final de cuentas, ¿qué no el arte es la expresión humana que nos entretiene?



sábado, 28 de diciembre de 2013

Recuento De Daños

Recapitulando el año. ¿Por qué? Porque siempre hay que observar el camino que hemos recorrido; nos dirá hacía dónde vamos.
Podremos ver las piedras con las que tropezamos, también en los lugares donde nos quedamos alguna vez y tal vez uno que otro camino que abandonamos.

No pretendo hacer algo largo, sólo un ligero recuento de daños; que sirven de experiencia.

Jamás lo imaginé, pero mi padre optó por enseñarme a conducir. Nada mal. Con un mes tuve suficiente y después ya estaba por toda la zona metropolitana tratando de conducir como en “Drive”.

Conducir me abrió puertas. No es lo mismo cargar cámara, laptop, tripie e intentar meter una maleta de luces a un camión que poner todo eso en una cajuela; es práctico y al final te da clase (auch). Nada mejor que llegar en coche a una junta con clientes para una futura producción. Un ejemplo del beneficio fue el poder moverme con extrema facilidad durante el festival de cine.

Por primera vez asistí al (decadente) Festival de Cine en Guadalajara. Muchas caras por todos lados, las cuales no reconocí. Al final terminé por hacerme un panorama bastante amplio de la industria del cine; en especial en un festival.
 Por ejemplo:  por más dinero y creatividad que inviertas a un cortometraje, termina por ser parte de tu portafolio, nada más. Sí, te podrá llevar de viaje a muchas ciudades y ser reconocido, que de eso se trata al final, pero jamás será algo lucrativo; simplemente es hacerle saber a la industria que existes.

Pasando a la existencia, lo mejor no es saber que otros saben que existes, sino darte cuenta de tu propia existencia, de conocer lo que eres en verdad.

Un paso importante fue el poder conocer que es amar con toda la expresión. Desde el sentimiento inesperado, pasando por feliz subida, el momento cumbre, la duda y después la estrepitosa caída. Esa montaña que no volverás a subir, ya que existen otras, muy diferentes, y que esperas poder mantenerte sobre ellas.
Para una persona como yo, es un descubrimiento horriblemente hermoso.

Siempre he tratado de ser fiel a los hechos; tratando de especular poco. Pero al llegar algo tan azaroso, es imposible saber que hacer. Irónico, todos conocemos que es el amor, pero nadie conoce el suyo.
Al enfrentarme a eso por primera vez, quedé devastado y maravillado. Si lo veo desde éste ángulo ahorita, es lo mejor que te puede pasar. Tanto así que ya son dos párrafos.

Algunas personas tomaron caminos diferentes. Unos siguieron por el camino de sus ideas, implicando una inevitable separación. ¿Qué si discutimos? Vaya que sí. Al fin  y al cabo, las ideas opuestas siempre generan conflicto. La cosa está en que se pueda llegar a superar y se encuentre lo que es verdadero: la amistad. Tarda, pero ahí va.
Otras personas se fueron, y en especial una.
Jamás había perdido a un amigo. No éramos muy cercanos, pero nos entendíamos muy bien en cuanto a nuestros gustos. Era de esas personas en las cuales encuentras que también tienen la misma fascinación por las pendejadas por las cuales te sentías único.

Ser totalmente original es una aberración. Siempre es mejor encontrar a alguien que pueda tener un poco de ti en él. (¿Amor? No lo creo)

Bajando un poco más por el 2013 (aclaración: no voy en orden cronológico), encuentro ese hueco universitario el cual me mantuvo fuera de estudios durante cuatro meses. Bueno, ni tanto.

Cuatro meses en donde aprendí a desarrollar una disciplina a partir de mi pasión por el cine. El mundo cinematográfico me mueve, pero hace falta más que eso, hay que llenar la cabeza de imágenes y sonidos. El corazón debe latir veinticuatro veces por segundo.
Y es que durante mi periodo sin clases, películas y libros (no muchos, pero si esenciales) entraron a mi razonamiento. Fui, de cierta manera, mi propia escuela; no puedo permanecer sin hacer nada durante periodos largos. Me encanta estar sin nada que hacer, pero tiene su límite.

El tomar un cuatrimestre libre me sirvió para conocer nuevas amistades y reconocer a otras. También pude entender que necesito mi propio tiempo.

Gran parte de los años pasados sentía que debía complacer a las personas cuando era requerida para algo. Llegando al punto que era yo el que me sentía mal por no poder estar con unos u otros.
Ahora simplemente estoy tomando tiempos con las personas que me rodean. No estoy enojado con nadie; son mis verdaderas amistades. El hecho es que durante dos años viví saturado de ciertas cosas y es tiempo de relajarme.
Estos me ha dejado como resultado un adjetivo: “deja abajo.” ¿Es necesario salir todas las ocasiones? ¿El no pasar el tiempo con unos implica falta de lealtad o enojo? ¿No podemos tener nuestros tiempos de soledad?
Aquel adjetivo, obviamente me molesta un poco, pero me trae más dudas. Sin embargo, no me enojo con las personas que aparentan estar molestas por no haberme visto en un tiempo, son mis amigos/hermanos y los comprendo; ya he pasado por eso,  pero ahora necesito pasar por otras cosas.

Podría hablar de los negocios de éste año, pero a los negocios hay que dejarlos fuera de todo lo personal, como éste recuento de daños. En una palabra: bien.

Volver a la universidad, quitarte ese oxido y tratar nuevas personas es más difícil de lo que uno espera, y más cuando le sumas cantidades importante de drama. Sí, me tocó estar en medio de muchísimo drama. Palabras corrían y enfrentamientos llegaban, gente se ofendía y amistades perecían. Una sola decisión tomé: no tomar partidos.  Pero francamente, estuve tratando de hacer mover la balanza en vez de quedarme en medio. Las dos cosas son buenas siempre y cuando sepas el momento adecuado para detenerte. Al final terminé por caer.

Es aquí donde comienza un párrafo nuevo y posiblemente pueda llegar a ser otra nota: la caída.

Durante todo un año construí un ego en cuanto a mi manera de ser; no recibí quejas importantes. Cosas ligeras pasaban. Hasta que por fin llegó el momento de caer. Todo en lo que creí que estaba bien fue derrumbando y hecho añicos por otras personas en las cuales intenté creer. ¿Traición? Un poco. Y sin embargo en lo que primero me concentré fue en ver mis errores.
Cuando ves tus errores, que los hay siempre, puedes aclarar el panorama y ver los errores de los otros sin tener que meter el motivo personal, que también los hay.

Al final cayeron la máscaras y surgieron las caras. Pero hubo caras que estaban descubiertas desde el principio y sólo les hacía falta una luz para dejarlas ver. En la guerra siempre se dejan ver las intenciones.

El tiempo pasa y la cicatriz avanza. Aún conociendo mis fallas, no falta aquel momento en que surge el recuerdo y me pregunto ¿En qué fallé? Y luego me hago otro cuestionamiento de aquella pregunta ¿Será mi enojo personal lo que motiva aquella pregunta?
Cuando te niegan lo que creías que estaba bien, un mar de preguntas te ahoga. No obstante, no significa que tengan la razón. Son humanos y punto.

Y como todo humano, tengo que descansar y seguir cuestionando, respondiendo y aprendiendo. Reconocer los errores es aprender, pero también lo es identificar tus logros. La HONORABLE montaña rusa de la vida: siempre es divertida; con grandes caídes y suaves subidas.

No es que no haya más cosas que contar, simplemente ahorita no me nacen para dejarlas plasmadas aquí. Demasiadas eventos acontecen en un año, y siempre algunos sobresalen más que otros; no significa que sean más importantes.

Por el momento es todo y a la vez es nada.



martes, 12 de noviembre de 2013

Booze & Cigarettes

21 años y la fiesta sigue. El alcohol sale de su envase de vidrio, cae en el de plástico, se mezcla con algún refresco y termina por ser ingerido. Más tarde, la persona estará en un estado de ebriedad que simulará cierta felicidad. ¿Feliz? Ya lo creo.

Por otra parte, una planta inocente es rociada con químicos, envuelta y vendida legalmente (hasta cierto punto) para ser aspirada por la misma gente de la fiesta; todo esto mientras se da un sorbo a las bebidas.

Alcohol y cigarros, no son la ley, pero son la necesidad. ¿De qué? Esa puede ser una buena pregunta para ir saliendo del hoyo en el cual he caído.

Ni admito un alcoholismo, ni una dependencia al tabaco. Simplemente se han vuelto una necesidad constante en el ambiente en cual estoy rodeado día con día. Si no los tengo, puedo vivir. Sin embargo, hago todo lo posible para conseguirlos.
Se gasta dinero, se consigue dinero. Va y viene como todo.

Hace tiempo que mi ahorro personal no crece: no hay un nuevo accesorio para la cámara, una película, un disco de música o un videojuego. Todo se ha ido horriblemente al consumo de esas dos sustancias que amo tanto cuando se presenta el momento de los convivios sociales.

¿Qué gano? Nada ¿Qué pierdo? Salud y dinero. Con el dinero viene también la salud, así que pierdo el doble de salud.
Y sin embargo lo sigo haciendo, una y otra vez. Tan sólo en dos meses, sólo hubo un fin de semana el cual permaneciera en mi hogar sin consumir dichos materiales.

¿Estoy preocupado? Si ¿Tengo que cambiar? Lo más razonable es que sí ¿Quiero cambiar? No lo sé.
El medio propicia pero no obliga; estamos de acuerdo ¿no?. No obstante, el hacerlo ya va más personal que el simple hecho de mostrar algo ante la gente que me rodea. Por ejemplo: antes sólo fumaba los fines de semana, ahora salgo todos los días a caminar y a fumar un cigarro (sí, sólo uno). Caminar y fumar, bien ahí.

El punto de todo esto es simplemente escribirme a mí, pero de paso hacer saber a los demás mi actual salud mental; expresar tus problemas ayuda a que otros vean diferentes puntos de vista, y en consecuencia, diferentes salidas.


Eso sí, no lo voy a negar, estoy en un problema.

martes, 17 de septiembre de 2013

El Claro

Entre las hojas se esconde un sendero, el cual por largo tiempo ha estado oculto y pocas personas lo han transitado. Ahora por fin el sol puede iluminarlo, el aire lo puede limpiar, el agua lo puede bañar y la vida por él puede volver a correr.
A pesar de estar nuevamente ante la naturaleza, éste ya no es el mismo.

Los años han traído el olvido a las cabezas de los hombres, la inseguridad ronda por todos lados y las criaturas que en un tiempo eran centinelas de los viajeros, ahora sólo observan sin hacer algo.

Y es que al final de este gran camino, un enorme claro se impone en medio de todo el bosque. El cual trajo prosperidad y después odio. 

Los árboles se han retirado para mantener un espacio. Un césped se extiende por todo el lugar y un pequeño estanque reposa en medio de todo. 
El agua contenida dentro de éste pequeño hoyo jamás se ha ido de ahí. Es el símbolo de la eternidad para aquel bosque, y es la razón por la cual exista el camino.
Su creación es tan misteriosa como la existencia de todo lo demás y su misticismo digno de un dios; muchos aseguran que un ser supremo vive dentro.

Día con día, el pequeño estanque observa la bóveda celeste y así refleja el mar de estrellas en sus tranquilas aguas. Es ese momento el que todo hombre anhela cuando por fin llega al final de aquel sendero que nuevamente está descubierto.

Los seres que con gran inteligencia han creado complejas estructuras, ahora buscan su reflejo en aquellas aguas tranquilas de aquel estanque.
Esperan hasta la media noche, y cuando las estrellas despiertan, las caras de los hombres se asoman sobre el hoyo para ver y sentir lo que tanto desean: la unión de los universos.
Sus rostros pintados en el agua y adornados por los objetos celestes, les crean un estado de unión con todo lo que los rodea.

La naturaleza les brinda el espacio; un portal. Ellos observan y creen. Las ilusiones se desatan por sus mentes, la euforia de existir se transmite por sus ojos, la locura se convierte en razón, la nostalgia desaparece y la melancolía se convierte en nada.

El hombre ha visto el universo, sabe que no es el centro de él y que jamás podrá conocer ni la más pequeña estrella reflejada dentro del estanque.